12 de junio de 2009

10 RAZONES PARA HACER CAMPAÑA CONTRA LA CORRUPCIÓN

1. Las Administraciones Públicas deben servir a los intereses generales. Cuando los políticos o los funcionarios actúan en beneficio propio o de intereses privados y no de la comunidad están desvirtuando y adulterando el sistema. La corrupción pública es la corrupción del sistema democrático y del Estado de Derecho.

2. Pese a su gravedad la corrupción con frecuencia ha sido tolerada, respaldada o incluso aplaudida por importantes sectores sociales, y simultáneamente hemos asistido a sórdidas campañas de acoso y desprestigio contra quienes la denunciaban, investigaban y perseguían. Más aún: la corrupción no tiene repercusiones electorales. Los corruptos no son por ello menos votados. Es necesaria la sensibilización de la sociedad ante un problema que ataca directamente a las raíces del sistema democrático y del Estado de Derecho

3. La percepción de una situación generalizada de corrupción conduce a la pérdida de confianza en el gobierno, las instituciones y el sistema democrático en general; y su efecto es el abstencionismo o la inhibición política, con la consiguiente pérdida de calidad democrática.

4. La corrupción genera clientelismo y más corrupción. La gente puede empezar a creer que la forma de conseguir bienes o derechos es entrando en las redes de corrupción, con lo que se generaliza el sistema. Es preciso defender la imparcialidad de los poderes públicos, la transparencia de su actuación y la igualdad de todas las personas ante los poderes públicos.

5. La corrupción merma los recursos destinados a satisfacer las necesidades de la sociedad, unas veces por detraer fondos de las administraciones u organismos públicos y mermar su capacidad de actuación; otras veces al optar por alternativas que no son las más beneficiosas para la ciudadanía.

6. La eficacia de las políticas públicas se reduce con la corrupción. Menos corrupción es mejor gobierno.

7. Queremos una sociedad guiada por valores como la solidaridad, la honestidad personal, el interés por el bien común, y no por el afán de lucro a cualquier precio. Más ética, menos corrupción.

8. Se pueden adoptar muchas medidas para luchar contra la corrupción (establecer una rigurosa legislación sobre conflictos de interés e incompatibilidades, regulación de la aceptación de regalos, financiación de los partidos políticos, contratación pública, planificación urbanística, etc) pero no se ponen en práctica porque la lucha contra la corrupción no es todavía una reivindicación ciudadana. Hay que conseguir introducir la corrupción en la agenda política.

9. En el plano internacional la corrupción impide o dificulta el avance de los países más empobrecidos. Menos corrupción es más y mejor desarrollo.

10. Si expresamos nuestro rechazo a la corrupción, conseguiremos que se actúe contra ella.