Pues sí, volvemos.
Este blog se inició porque cuando empezaron a instruirse las primeras causas judiciales por corrupción, los políticos (y recordamos nombres y apellidos) empezaron a decir que se trataba de una persecución política. En realidad no habían inventado nada. Era la misma estrategia que utilizó la mafia contra el juez Falcone y contra otros jueces que se atrevieron a investigar sus negocios sucios. Pero aquí, en esta isla donde no existía la más mínima conciencia social respecto de la perversidad de la corrupción, estos argumentos podían resultar nocivos. Era la primera muestra del acoso a jueces y fiscales anticorrupción que aún hoy continúa, con el fin de que se retrajeran e hicieran lo que es más fácil, echar tierra sobre los trapos sucios de algunos gobernantes, cargos públicos y funcionarios.
Fue así como se puso en marcha este blog. Estábamos ante un momento decisivo para nuestra sociedad, el primer momento en que alguien no miraba hacia otro lado y arrancaba con fuerza la maquinaria judicial. Había que apoyar, respaldar a jueces y fiscales, contrarrestar los intentos de los imputados de manipular la opinión pública, crear conciencia social sobre el daño social que genera la corrupción, carcoma del sistema democrático y del estado de bienestar. Un imperativo ético exigía posicionarse y movilizar a la ciudadanía contra los corruptos.
Hace unos años consideramos que el objetivo se había alcanzado, que este blog había cumplido su función y que ya no tenía razón de ser, pues las causas se iban investigando y sentenciando y ya se percibía una conciencia social sobre la perversidad de la corrupción . Incluso llegamos a suprimir numerosas entradas con intención de ir eliminándolas todas paulatinamente.
Pero he aquí que la realidad nos llama de nuevo. Y ello por una causa concreta, la que está investigando el Juzgado de Instrucción número Doce sobre la Policía Local. Es repugnante ver como el juez y los fiscales anticorrupción que llevan el caso están sufriendo amenazas muy graves, y esto ocurre porque detrás de este asunto hay mucho dinero y mucho poder. Lo que ha salido a la luz es la punta del iceberg, y sólo pedimos que el juez Penalva y los fiscales sres. Carrau y Subirán tengan el ánimo suficiente para seguir hasta el final. En cualquier caso, aquí estamos de nuevo para apoyar. Porque se nos antoja increíble (y lamentable) que en lo que afecta a una de las causas más graves que se están instruyendo, la ciudadanía permanezca muda ante estos ataques a juez y fiscales, como si nada le importara. Porque no queremos que los políticos y funcionarios que desean colaborar y hacer limpieza se desanimen. Porque no queremos que los malos se salgan con la suya. Porque queremos una policía en quien podamos confiar, respetuosa con la legalidad y el Estado de Derecho. Porque no queremos que nadie amenace a nuestros jueces y fiscales impunemente, y que se sientan solos, y cansados, y corramos el riesgo de que se rindan. Porque los ciudadanos están distraídos, o dispersos, y les necesitamos para que hagan piña una vez más, todos contra la corrupción. Por eso de nuevo hemos de estar ahí.
Les esperamos.